La inclusión de la fotografía en los medios de prensa tuvo la intención marcada de dar forma visual a los eventos noticiosos del mundo entero, desarrollo que, sin embargo, estuvo lejos aún del fotoperiodismo del segundo tercio del siglo XX[1]. Las revistas y diarios del periodo realizaron una suerte de reporte visual de los eventos contemporáneos y hechos de actualidad, poniendo especial énfasis en cuestiones como los actos oficiales, las ceremonias públicas, inauguraciones, funerales de personajes importantes, etc. Como plantea Zenaida Osorio la “conmemoración” fue desde el siglo XIX ocasión privilegiada para la creación, repetición y el consumo de imágenes visuales[2]. En este sentido se pueden encontrar muchísimas imágenes de este estilo en medios como The Chilian Times, El Diario Popular, Sucesos, la revista Zig-Zag, entre otras[3].
Una cuestión interesante, sin embargo, es que este reporte visual debía ser constantemente intervenido mediante la ayuda de tomas fotográficas alternativas. Es decir, ante la constante falta de la imagen precisa del evento o del acontecimiento, esta era reemplazada por alguna similar o simplemente por otra que hiciera referencia (directa o indirectamente) al suceso: ante la ausencia de la imagen de un asesino se incluía un retrato de la familia de este o un intento de escape de la cárcel se ilustraba con fotografías de los presos en la enfermería. Esto es sobre todo muy común para el caso de la narración de sucesos policiales, donde el relato informativo se confunde constantemente con referencias dramáticas (cuestión que era muy evidente en la recurrencia de los cuerpos fallecidos).
Este tipo de reemplazo es también común en el caso de revistas deportivas como El Ring, probablemente debido a la dificultad que significaba aún para la época la fotografía en movimiento[4]. La Fig. 17 muestra un campeón de boxeo, de quien sin embargo no parece haber ninguna toma buena en acción, por lo que figura posando con su indumentaria deportiva en una postura apropiada. Algo similar ocurre con la Fig.18, correspondiente igualmente a una fotografía reproducida en la revista El Ring, donde una excursión de cacería es representada por el retrato grupal de un almuerzo de caballeros, en la que el lector no tiene más pista que el título para comprender de qué se trata la noticia. Fotografías como esta última son muy comunes, donde la representación visual del acontecimiento es reemplazada por una fotografía posada.
Figura 17: El Ring. Año 1. Nº 10. Gustavo Leneve «El 64». (Portada). 4 de agosto 1917
Figura 18: El Ring. Año 1. Nº 4. Caza. (pág. 22). 23 de junio 1917
Figura 19: Luz i Sombra. Año 1. Nº 10. Costumbres nacionales. La cueca. (Portada). Imprenta Barcelona, Obder W. Heffer Bissett. 26 de mayo 1900
A estos usos que cuestionan la capacidad documental de la fotografía se suman una serie de “escenas” que son abiertamente recreaciones ficcionales, como es el caso de la fotografía “La cueca” (Fig.19), reproducida en la revista Luz i Sombra, que corresponde a una representación escenificada que busca remitir a las imágenes de tipos y costumbres, de larga tradición manual.
[1] Ver: Szir, Sandra, El semanario popular ilustrado Caras y Caretas y las transformaciones del paisaje cultural de la modernidad (Tesis doctoral, Universidad de Buenos Aires, 2011, v. 2). URL: http://repositorio.filo.uba.ar/handle/filodigital/1886
[2] Ver: Osorio Porras, Zenaida, La confianza visual: imagen fotográfica en la prensa colombiana, 1830-1914 (Tesis doctoral, Universidad Autónoma de Barcelona, 2015).
[3] Sobre estos temas es fundamental el análisis que realiza la investigadora argentina Sandra Szir, ver: “Reporte documental, régimen visual y fotoperiodismo. La ilustración de noticias en la prensa periódica de Buenos Aires (1850-1910)”, Caiana 3, 2013: 1-16.
[4] Donde no solo los sujetos fotografiados estuviesen en movimiento, sino que además el fotógrafo debía también estarlo para encontrar la toma precisa, cuestión para la cual el trípode no era útil, pues fácilmente el evento a fotografiar se escapaba del cuadro.