Dentro de la multiplicidad de temas que aborda la fotografía en los medios impresos de la época resulta interesante revisar brevemente el de la guerra. La representación de batallas y conflictos armados en general tiene una larga tradición en el arte occidental a través de la pintura, e incluso de la escultura; interés que hereda la fotografía y que con el tiempo va trastocando. La relación entre fotografía y guerra es cercana y ha sido digna de múltiples análisis, siendo interpretada generalmente como un capítulo fundante del desarrollo moderno del aparato y la visualidad fotográficas[1]. La guerra de Crimea (1853-1856) fue la primera en ser registrada por la imagen mecánica y ya para principios del siglo XX los conflictos bélicos tuvieron un rol fundamental en el desarrollo de la fotografía de prensa. Antes de las revistas y periódicos, el imaginario fotográfico de la guerra fue difundido a través de álbumes y galerías.
El caso de las revistas y periódicos chilenos no es diferente, y tempranamente en la prensa nacional se buscó incluir contenido fotográfico sobre este tema, pero a través de una visualidad muy diferente de la que se asociará al fotoperiodismo de guerra que permitirán los avances del aparato fotográfico del segundo tercio del siglo XX. Durante este periodo se privilegian imágenes cuya referencia a la guerra incluye principalmente daños materiales y arquitectónicos a ciudades bombardeadas (como es el caso de la Fig. 7), retratos de militares de alto grado, maquinaria bélica (submarinos, buques, tanques, etc.), soldados (o miembros de grupos religiosos) en labores humanitarias y civiles afectados por los conflictos.
Es interesante, en este sentido, lo que ha planteado Sebastián Díaz-Duhalde[2] respecto de las representaciones fotográficas de la guerra. Según el investigador es posible identificar, desde fines del siglo XIX, una necesidad por renovar los modos tradicionales de representación de la guerra, en tanto los formatos arquetípicos asociados a la novela histórica, a la épica y a la visualidad neoclásica de la pintura académica han dejado de funcionar. Durante este periodo, la narrativa épica de la guerra y su monumentalidad visual se habría desplazado hacia representaciones fotográficas que proponen nuevas perspectivas de los conflictos. Estas imágenes ofrecen nuevos puntos de mirada, ya sea destacando el lado humano (o humanitario) de la guerra u ofreciendo vistas que retoman en cierta medida la monumentalidad anterior, pero ahora mediada por el desarrollo técnico de las imágenes fotográficas: vistas aéreas o telefotográficas y grandes panorámicas de puertos invadidos, desfiles masivos y ocupaciones enemigas, donde se destaca la maquinaria bélica moderna. Para el caso nacional vemos que medios como La Nación (ver Fig. 11), El Chileno, Pacífico Magazine (ver Fig. 10) y Silueta reproducen estas fórmulas.
Figura 10: Pacífico Magazine. Vol. 5. Nº 25. (pág. 18). Enero 1905
Figura 11: La Nación. Año 2. Nº 660. (Portada). 2 de noviembre 1918
[1] En el contexto local son fundamentales los análisis que se han interesado por la relación entre fotografía y Guerra del Pacífico, por ejemplo, ha sido ya bastante analizada, ver: Rodríguez Villegas, Hernán, Fotógrafos en Chile durante el siglo XIX (Santiago: Centro Nacional del Patrimonio Fotográfico, 2001); Babilonia, Renso, “Memoria de una invasión: La fotografía y la Guerra del Pacífico (1879-1884)”, Pozo de Letras 4 (4), 2005: 43-53 URL: https://revistas.upc.edu.pe/index.php/pozo/article/view/248; entre otros.
[2] Ver: Díaz-Duhalde, Sebastián, “Estudios iconológicos en la Prensa Ilustrada del Siglo XIX. El Álbum de la Guerra de Paraguay y la visualidad de “lo igualmente visible””, Cuadernos De Música, Artes Visuales y Artes Escénicas 9 (2), 2014: 127-46. URL: https://doi.org/10.11144/Javeriana.mavae9-2.eipi