Aun cuando esta investigación se centra en objetos visuales indiscutiblemente arraigados en la cultura local, su marco teórico asimila por necesidad una perspectiva de análisis historiográfico en torno a los desarrollos tempranos de la fotografía desplegada en el trabajo reciente de historiadores y teóricos del arte europeo como Stephen Bann, Robert Verhoogt o Dominique de Font-Réaulx[3]. En lo que va del siglo XXI, estos historiadores y teóricos han articulado un comprensión integrada de los desarrollos del medio fotográfico, aportando nuevos datos e interpretaciones en torno al rico y variado régimen de intercambios que la fotografía sostuvo tempranamente con otros medios, en algunos casos altamente tecnificados, pero todavía manuales, para el momento de su entrada en vigencia. Esta opción metodológica restituye ciertos perfiles del enfoque formulado durante la primera mitad del siglo XX por historiadores clásicos del medio fotográfico, como Beaumont Newhall o Helmut y Alison Gernsheim[4], pero tiene la virtud de incorporar también el aporte de los teóricos de la fotografía que, desde la segunda mitad de ese siglo y al amparo de una reflexión inaugurada por Walter Benjamin, se ocuparon de hacer presente la cisura rotunda que ella significó dentro de los sistemas y economías de la representación visual preexistentes.. Las ideas de “enunciado gráfico sin sintaxis”, de William Ivins, “indicio fijado”, de Philippe Dubois, “mensaje sin código”, de Roland Barthes, constituyeron argumentos de peso, desarrollados en esta época, para sostener la imposibilidad de considerar a la fotografía como un mero enriquecimiento de tradiciones visuales preexistentes y para afirmar la idea de que la fotografía fue un medio que alteró y transformó en un sentido profundo, no solo cuantitativo, la cultura productiva y reproductiva de imágenes basada en la factura manual.
La investigación que aquí proponemos se sitúa al interior del giro teórico descrito, revisando de manera amplia los aspectos inéditos de la imagen fotográfica en su contexto temprano, sin perder de vista los diversos y discontinuos diálogos, interacciones y eventos de traducción que ella sostuvo con las tradiciones y medios visuales que la precedían, y con los que convivió condicionada por ciertas sospechas, durante casi todo el siglo XIX.
Sin focalizarse en este ámbito teórico, que supone a estas alturas una batería de conceptos muy específica de la que no nos haremos cargo aquí, esta investigación también tiene a la vista la amplia discusión que se ha dado en las últimas tres décadas en torno a la noción de “medio de la imagen”, especialmente en la deriva propuesta por el enfoque antropológico de Hans Belting, el enfoque arqueológico de Zielinski y el enfoque técnico-material de Jonathan Crary y Bolter & Grusin.
[3] Los trabajos más significativos de estos autores que iluminan con un enfoque intermedial la compleja historia temprana de la fotografía son Parallel Lines: Printmakers, Painters and Photographers in Nineteenth Century (London: Yale University Press, 2001), Art in reproduction. Nineteenth-Century Prints after Lawrence Alma-Tadema, Jozef Israëls and Ary Scheffer (Amsterdam: Amsterdam University Press, 2007) y Painting and Photography (Paris: Editions Flammarion, 2012) respectivamente. También es necesario considerar como antecedentes de este enfoque teórico los influyentes estudios Art and Photography, de Aaron Scharf (1968); Before Photography, de Peter Galassi (1981) y La Naissance de l’idée de photographie, de François Brunet (2000).
[4] Autores de Historia de la fotografía (Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 2002) e Historia gráfica de la fotografía (Barcelona: Ediciones Omega, 1967) publicados originalmente en 1937 y 1955 respectivamente.